viernes, 18 de abril de 2008

¿Berrinche o alarma?

Constancia y esfuerzo. Esa es la máxima que todo deportista debe tener como motto, más aún cuando se representa a toda una nación.
Las declaraciones del tercer singlista nacional, Paul Capdeville fueron desafortunadas.
Que tomó el partido contra el canadiense Frederick Niemeyer “como un entrenamiento”, que la falta de oportunidades merman su confianza y que no tiene la mejor relación con el entrenador del equipo chileno de Copa Davis, Hans Gildemeister. Estos son algunos de los argumentos argüidos por la nueva segunda raqueta nacional, pero vamos por parte.
Fácil resulta descalificar las declaraciones del tenista de Vitacura. Quizás nadie reparó en las explicaciones de Capdeville para aseverar que había tomado el cuarto punto de la afronta contra los norteamericanos como un simple ensayo. Según el argumento del seleccionado, aprovechó para “probar” figuras propias del deporte blanco, tales como el revés, golpes paralelos y el saque abierto. Si bien puede ser criticable el hecho de tantear tales recursos, esta experiencia resiste bastantes más análisis que el hecho de tomar un punto de Copa Davis como un entrenamiento, por más que la serie esté definida. Pareciera ser una situación solucionable a partir de la sensación de protagonismo que Capdeville sienta de aquí en más.
Ahora bien, la falta de oportunidades que el tenista critíca, ocurre en todas las disciplinas deportivas y desde los inicios de la profesionalización de las actividades físicas competitivas (y vaya que hay historias que contar al respecto). Solo a modo de ejemplo, alguien debería contarle a Paul que para la Copa del Mundial de Suecia 1958, la selección brasilera tenía en la banca a 2 jóvenes relegados a la suplencia e incluidos en el plantel, por una subversión de los mismos seleccionados cariocas. El primero, por la “falta de confianza” de parte del técnico Vicente Feota. El segundo, por sufrir una supuesta debilidad. ¿Sabe quiénes eran esos dos jugadores? Edson Arantes Do Nascimento y Manoel Francisco Dos Santos. ¿No le suenan? Pelé y Garrincha. Para la risa.
La carencia de ocasiones de la que se queja el tenista capitalino responde a factores tangibles, al menos para Hans Gildemeister. En uno de los peores momentos de Nicolás Massú, Paul no ha logrado consolidarse como la segunda raqueta nacional. Recién esta semana, y luego de varios meses, Capdeville logró situarse en esta posición y, francamente, habrá que ver como se desempeña este papel. La verdad es que no ha demostrado credenciales para tal situal.
Su relación con el capitán del equipo, ha sido de altos y bajos. Si bien ha sido el actual seleccionador quién 'sistematizó' a Paul dentro del equipo, también se han registrado situaciones que claramente afectan a un deportista en lo sicólogico, pero ese es un elemento trabajable (esperemos que existan los recursos, al menos para eso).
Lo de Paul puede ser interpretado de dos formas. La primera, y la que espero que sea, es que esto no sea más que la pataleta de un cabro que se cree mejor de lo que es. La segunda, que sería preocupante, es que sea una alarma respecto a que el recambio en Chile está en problemas o peor. Que no exista una nueva generación.

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