martes, 11 de mayo de 2010

Lo que dicen desde adentro...


El 20 de enero de 1983, fue encontrado un par de sandalias en una playa de Río de Janeiro, donde la pobreza es común denominador entre los habitantes.
Este calzado contaba como había corrido por el lado derecho de la vida en distintos campos. Hablaba a quién quisiera escuchar sobre las aventuras que había vivido con su dueño. Habían estado en Suecia, pero no estaban cómodas. Fueron campeones del mundo en pastos chilenos, siendo las más determinantes del torneo en que participaron; marcaron más goles que nadie. Supieron hablar inglés en 1966 en su visita a Inglaterra.
Fueron olvidadas, muchas veces, en los camarines de Botafogo, Corinthians, Junior de Barranquilla y Flamengo. Cientos de veces vio a su incombustible amo prescindir de ellas, en aquellas noches cuando las plantas de los pies sufrían los embates de la Samba y el cerebro padecía exceso de alcohol.
Relataban sus travesuras con Amarildo, Zagallo, Didí y Zito, pero sus amigos más urgentes siempre fueron los mismos: unos Pumas negros, propiedad de un tal Pelé.
Contaban la historia del primer bicampeonato de Brasil, del trofeo robado en 1966. Con algún chileno se encontró y, rememoró las mordeduras sufridas a causa de “Bi”, el perro importado desde Chile por su dueño. Cuatro huinchas rotas fueron el saldo negativo de la mascota traída desde el anfitrión al que visitó en 1962.
Finalmente, contó como su inseparable titiritero murió sólo, sumido en la pobreza del alcoholismo y la soledad de las drogas.
Todos lo que escuchaban, comenzaron a murmurar. Los más futboleros a llorar y pedir perdón por haber dejado que aquél maravilloso ser, muriera en tan lastimeras condiciones.
Las sandalias hablaban de una estrella que se había apagado. Una estrella solitaria. Mané Garrincha.

0 comentarios: